Superada mi timidez extrema de la niñez y adolescencia descubrí que hablaba cómoda en público cuando presenté delante de cientos de personas unos premios de Derechos Humanos en Madrid.
Más adelante, en diferentes ocasiones, pero sobre todo en mis conciertos, me sentía muy cómoda hablando al público. Mi voz clara y serena llegaba con emoción. Además de cantar en mis conciertos empecé a recitar poesía y seguía sintiéndome muy bien. El mismo año que volví a Madrid después de tanto tiempo fuera, me decidí a estudiar en la escuela de Fernando Acaso. Fue un año trepidante.
Aprendí muchísimo. La práctica constante de grabar todas las semanas fue un entrenamiento excepcional. Manejo mucho mejor mi voz en diferentes escenarios.
Voz en off para La Extraña
Hace años, cuando vivíamos en Montevideo, Javier Olivera empezó a editar su película “La extraña. Notas sobre el (auto) exilio”. Ambos habíamos hecho el proceso valiente de salir de nuestra tierra que nos trajo el regalo de conocernos y también las dificultades que con conlleva construirse y sentirse en un mapa desconocido. Javier cuando estaba por terminar la película me propuso poner la voz en off.
Le confirmé con un “sí” emocionado porque para mí la “La extraña” es fiel reflejo del combo de emociones que vivimos ambos y sentí que podía aportar ciertos matices propios a través de mi voz. En el 2018 emigramos de nuevo y volvieron las preguntas… Fue imposible en ese momento no acordarse del escritor y dramaturgo argentino Dalmiro Sáenz y su novela “La patria equivocada”. Sáenz cuestiona el concepto de identidad con una serie de interrogantes magníficos: “¿Qué queda de nosotros cuando nos despojamos del ropaje de las circunstancias? ¿Existimos? ¿Somos como huérfanos de nosotros mismos?” Así la es La extraña: un conjunto de cuestionamientos acompañados de unas imágenes bellísimas que invitan a la reflexión y a la contemplación.